En lo relativo al arte para decorar las paredes en general, lo primero que suele llamar la atención a la hora de elegir un cuadro es su belleza, que tenga un motivo que despierte algún sentimiento o evoque un recuerdo, etc. El colorido es lo siguiente a lo que se suele atender, buscando que quede bien con el resto de la decoración. Sin embargo, la escala es algo que mucha gente pasa por alto y también es importante. No siempre se da al tamaño del cuadro la importancia que merece.
Además, también tiene su importancia la correcta ubicación del cuadro en la pared (como regla general, el borde inferior se puede colocar a 10-15 cm. de la parte más alta del respaldo del sofá, como vimos aquí, aunque esto también depende de que sea un respaldo al uso y no uno demasiado bajo, y también de las magnitudes del cuadro. Se trata de buscar un equilibrio en la composición general, y para ello, ni la pieza debe ser demasiado pequeña o grande, ni debe colocarse demasiado baja o alta.
Es cierto que a la hora de decorar paredes casi todo puede valer: en este sentido, una composición anárquica de cuadros o fotos pequeñas puede tener un resultado interesante, pero ni siquiera en estos casos hay que perder de vista la escala y el equilibrio global. Cuando el cuadro es uno solo, una sola pieza, tiene mucha más importancia su correcta ubicación y dimensiones. Si está situado demasiado alto, dirigirá la vista al techo, y si está demasiado bajo dará un aspecto triste y pesado.
Uno de los errores de decoración más habituales es precisamente la ubicación y escala inadecuadas de los cuadros en la pared, que pueden desmerecerlos y desequibrar la composición global resultante.
Tomemos como ejemplo el dormitorio de esta vivienda en Gotemburgo: El cuadro gráfico que encabeza la cama está bien proporcionado a las dimensiones de ésta y bien situado en altura; ¿qué ocurriría si no se hubiera prestado atención a sus dimensiones y ubicación? Observa la diferencia en las siguientes imágenes, casi parece que el cuadro está siendo engullido por la pared =), esto es lo que ocurre cuando la proporción, la escala, no es adecuada.

Un ejemplo bien distinto y al mismo tiempo similar, es el siguiente:

En este apartamento en Estocolmo, encontramos un tríptico sobre Marilyn Monroe al estilo Pop-Art que decora la sala de estar. Podría eliminarse un cuadro y no pasaría nada pero, sin embargo, si el tamaño de los cuadros fuera la mitad, la proporción se perdería y, como se puede ver en la simulación, el resultado global sería pobre y disperso.
Cuando el cuadro no va situado sobre un sofá sino en cualquier otro sitio que no tenga ningún condicionante a su ubicación, como referencia la pieza se puede colocar a un altura tal que el centro de la misma quede aproximadamente a un metro y medio de altura, medida desde el nivel del pavimento. Esta medida puede servir como referencia para habitaciones de altura estándar (2,40 m.- 3 m. de altura). Siempre antes de colocarlo, conviene replantearlo y retroceder unos pasos para verlo desde la distancia.
Otra buena referencia es la altura del ángulo de visión para una persona de altura media. Como en una galería de arte, el cuadro debe estar situado de manera que desde el punto de vista más habitual, su centro coincida más o menos con la altura de los ojos, que no requiera estirar el cuello para poder apreciarlo, y menos aún requiera agacharse.
Ante la duda sobre el tamaño ideal de un cuadro para una estancia determinada, siempre es mejor un poco más grande que demasiado pequeño. Cuando un cuadro es demasiado pequeño se percibirá enseguida como fuera de escala, engullido por lo que le rodea. Si tienes un cuadro que es demasiado pequeño pero no quieres renunciar a colocarlo, siempre puedes enmarcarlo con un marco de perímetro amplio y que contraste con el fondo lo suficiente para que tenga la entidad que se pretende, convirtiéndolo en una pieza decorativa de escala adecuada. También puedes hacer un collage con otras piezas de tamaño similar, como en estos ejemplos.