Ya sabes lo que dice el dicho: Juntos pero no revueltos, y una forma divertida de que tres niños (o como en este caso, dos hermanas gemelas, Selma y Sofía de 9 años y su hermano menor Pelle, de 4 años), compartan habitación pero sintiendo que cada uno/a tiene su territorio es, simplemente, pintando cada parcela, zona, circunscripción, demarcación, distrito, estado, región, nación, país, propiedad (porque cada niño/a tendrá una idea distinta de lo que es su territorio, que para eso son niños y tienen mucha imaginación 😉 )… como estaba diciendo, pintando cada zona de un color distinto. Así de fácil y resultón (si no me crees, ahora lo verás). Sentirán su espacio más personal, y hasta creo que un psicólogo apoyaría la idea, por aquello de potenciar la identidad de cada niño.
Dividir el espacio en zonas de colores diferenciados ayuda a aumentar la sensación de espacio, es como si se hubieran tirado tabiques y se siente un espacio amplio y agradable, con acceso a la luz del día desde la única ventana de la habitación. Además el color lo hace alegre y divertido.
Esta habitación de 30m² se ha pintado en tres colores próximos a los tres colores primarios: un azul rebajado muy clarito, que corresponde a la zona del pequeño, y para las gemelas dos colores muy diferentes, porque cada una tiene su personalidad, rojo coral, y amarillo limón.
Las camas tienen una base de almacenamiento con cajones donde almacenar la ropa y los juguetes. Cada cajón tiene una etiqueta con dymotape, para que ordenar todo sea muy fácil. Un tabique bajo actúa de elemento divisor de los dos ambientes, simétricos pero diferenciados por el color. El punto de asimetría lo ponen las estantes-caja que hacen de estantes y de mesillas a ambos lados de las camas.
El colchón y el cabecero de la izquierda están tapizados en tela rojo coral, mientras los de la derecha en tela amarilla, ambos a juego con el color elegido para pintar su zona de pavimento. Excepto los estantes-caja, el resto del mobiliario es simétrico, con escritorios idénticos en blanco y detalles en negro como la escalera, las lámparas y unos tableros imantados para colocar sus cosas.
El mobiliario y los complementos son de estilo nórdico/escandinavo, de marcas como Ikea (cesto, escalera, alacena, cuna, estantes), Ferm Living (almohadas, alfombra, etc.), House Doctor (lámparas de noche), Bloomingville (estantes-caja), Granit (tableros imantados), o Sebra (silla de alambre turquesa y banderines en la zona azul). Las sillas blancas de escritorio son recuperadas, y las mesas de escritorio están hechas con patas de Ikea.
En la zona azul, el pequeño tiene su territorio. Es imposible no fijarse en los detalles, como la alfombra, la sillita de alambre turquesa al pie de la cama, el bolso-radio-casete que cuelga por encima, o el barco pirata sobre la alacena.
Además de ser el territorio del pequeño, aunque los tres niños tienen su propio escritorio, cuando traen a amigos a casa pueden juntar las mesas para formar una larga mesa en el centro de la habitación para hacer las tareas del cole o jugar.
Está claro que donde caben dos, caben tres, y también que tres no son multitud con un poco de imaginación y tres botes de pintura…
Fuente imágenes: Klikk. [Styling: Steen & Aiesh, e Ida Løken. Foto©: Sveinung Bråthen]