Se acerca Halloween… Quieres darle un aire festivo a la mesa o a la decoración de tu casa pero el terror no te va, no te gustan nada los fantasmas ni las pelis de miedo, y si ves un ojo en la sopa, aunque sea de plástico, se te quita el hambre, además te gusta la decoración nórdica y el blanco es tu color… Si te sientes más o menos identificada con esta descripción, y prefieres una decoración con un ligero toque halloweenense pero nada terrorífica, siempre puedes recurrir a las calabazas; pintándolas con pintura acrílica en blanco, blanco roto, gris perla, o en colores pastel próximos al blanco, quedarán muy chulas en cualquier decoración de mesa de estilo nórdico y, según el aire que quieras darle, puedes complementarlas de diferente manera:
A. Para una decoración nórdica vintage, solo hay que añadir algunos accesorios viejunos: libros o fotos antiguas, un marco decapado, un candelabro, posavasos de ganchillo o encajes.
B. Para una decoración nórdica más festiva se puede añadir brillantina o purpurina plateada, cobre o dorada, o abalorios tipo circonitas de los que vienen en cajitas para manualidades.
C. Para una decoración nórdica cálida y otoñal, las calabazas blancas se pueden combinar con flores, con hojas verdes o secas, con ramas, con velas, y con frutos secos como nueces, bellotas o castañas.
D. Para una decoración nórdica shabby chic, si quieres declararle la guerra al terror directamente, añade flores… es el mejor ejemplo de que las calabazas blancas combinan con todo.
¿Sabes por qué se vinculan las calabazas con Halloween?
Existen varios relatos similares pero todos ellos tienen su origen en Irlanda y más concretamente en un irlandés malvado llamado Jack y, por ello, a las típicas calabazas de Halloween con cara monstruosa y una vela dentro también se las conoce como Jack -lanterns o los tenebrosos candiles de Jack.
Según la leyenda, el malvado Jack, cuando murió, de tan malvado que era no mereció lugar ni en el cielo ni en el infierno, por lo que su espíritu se vio obligado a vagar eternamente por las tinieblas implorando la entrada en un lugar u otro. Como el camino era oscuro, el diablo le dio un carbón encendido para que le guiara y, para que no se apagara con el viento, Jack lo colocó dentro de un nabo que iba comiendo. Cuando más adelante los irlandeses llegaron a América, conocieron las calabazas y vieron que eran más grandes y más fáciles de ahuecar que los nabos… así empezó la vinculación de las calabazas con Halloween.
…y así podría continuar la historia: «…muchos años más tarde, bajo la influencia de la decoración nórdica, alguien decidió pintar de blanco las calabazas una noche de Halloween…» ¿y por qué no? 😉