Al mencionar ikat en el post Ideas para decorar la mesa en verano, me preguntaron qué es. Aunque el nombre no es tan conocido, sin embargo no hay nadie que no lo haya visto alguna vez pues está en todas partes hoy en día. Ya por la imagen de portada sabes de qué tipo de estampado estoy hablando, lo habrás visto muchas veces sobre todo si has estado en verano en la zona del mediterráneo, por las famosas “lenguas mallorquinas”, originariamente se llama Ikat, o Ikkat (pronunciado ee-kaht).
Qué es ikat y cómo se fabrica:
Ikat es la técnica que realiza un proceso de teñido por reserva similar al tie-dye o shibori (teñido de camisetas y otras prendas textiles a base de tinte y nudos, que estuvo muy de moda en los años sesenta) pero más refinado y complejo, y por extensión también se llaman ikat a las piezas fabricadas con la técnica del mismo nombre.
Esta técnica se utiliza para realizar patrones sobre superficies textiles sobre todo (ropa, cojines, colchas, fundas de ropa de cama, alfombras, manteles, servilletas, etc.) aunque también la verás actualmente estampada o impresa en otro tipo de superficies como el papel de pared, donde últimamente este tipo de patrón se lleva mucho.
En España, el ikat se asocia a Mallorca, ya que las típicas telas de lenguas mallorquinas se elaboran con esta técnica milenaria.
En esta técnica artesana y antigua primero se realizan una serie de ataduras (atando los hilos en manojos, normalmente utilizando algodón encerado, otras veces hierbas, u otros) que impiden que, a la hora de teñir, el tinte acceda a determinadas zonas. De hecho la palabra ikat proviene de la palabra malaya mengikat (que significa atar). Esto significa que el tejedor tiene que saber muy bien dónde colocar las ataduras a fin de formar el patrón adecuado, que se vuelve más complicado a medida que se agregan más colores. El auténtico ikat es toda una obra de artesanía, más compleja cuantos más colores y formas se quieran crear.
Después de hacer las ataduras, se tiñe. Algunos ikats se hacen por el teñido de los hilos de la urdimbre (los hilos fijos que están conectados al telar), otros por el teñido de los hilos de la trama o el contra-hilo (los hilos que se tejen en realidad), y en otros casos se tiñen ambos (una técnica conocida como doble ikat).
Después de teñir, cuando la pieza se va tejiendo, el dibujo va haciéndose visible, un dibujo que irá en función de los colores utilizados y de cómo y dónde se hicieron las ataduras. Con esta técnica, ambas caras de la tela tienen un dibujo idéntico.
Por lo tanto, si ves una tela que es aparentemente ikat pero solo tiene el dibujo por una de sus caras es porque no es un ikat auténtico sino una estampación industrial normal sobre la tela.
¿Cuál es su origen?:
No se sabe con exactitud pero se cree que se desarrolló en varios lugares de forma independiente y de manera similar, pues se han encontrado ejemplos antiguos de telas producidas con técnicas muy similares desde Indonesia o Afganistán a Sudamérica; parece ser que en el año 500 a.c. ya existía una cultura textil (que sigue vigente) en el sur de Indonesia, donde ya se fabricaban ikats de seda.
El ikat mallorquín:
A Mallorca la técnica llegó a través de la Ruta de la Seda aproximadamente en el siglo XIII. El ikat llegó a Mallorca desde Francia e Italia, dos países en los que se había perfeccionado mucho la técnica y se había hecho popular entre la realeza. Luego los ikats siguieron fabricándose en Europa hasta pasada la segunda Guerra Mundial, pero Mallorca es el único lugar de Europa donde aún perdura la técnica, la isla la adoptó y adaptó a su maquinaria y forma de trabajar, haciendo del ikat mallorquín un elemento de identidad propia, llamado tela de lenguas, robes de llengües, llengos o tela de llengües, popularmente conocidas también como lenguas mallorquinas, haciendo referencia a los diseños que evocan las llamas o lenguas de fuego.
A principios del siglo XVIII se utilizaban ikats de seda en la mayoría de las casas adineradas de Mallorca, ya que antes de la industrialización producir telas era un lujo caro al alcance de muy pocos. Entre los más privilegiados era habitual vestir la cama con doseles y cortinas de estos tejidos. Más tarde, con los telares mecánicos, y la aparición de otras fibras textiles alternativas a la seda y más económicas como el algodón y el lino, el ikat mallorquín se extendió a todos los estratos de la sociedad, a lo largo y ancho de la isla.
En el siglo XX la influencia del turismo consiguió que la tela de llengües se consolidara como un producto típico de la isla, como parte de su cultura. Después vinieron las imitaciones hechas fuera de la isla. Hoy en día, quedan pocos talleres en Mallorca dedicados al arte de tejer tela de llengües de forma artesanal.
De lo que no cabe duda es de que el ikat sigue inspirando al diseño de interiores y la moda occidentales y, en el mediterráneo, sobre todo cada verano.