El Wabi-sabi es una corriente filosófica y estética de orígen japonés, atemporal e íntimamente ligada al budismo Zen, basada en la belleza de la imperfección.
La traducción literal de wabi-sabi, simplificada, vendría a ser algo así como humilde-envejecido. En la estética japonesa, el wabi-sabi ocupa el lugar que en occidente ocupan los ideales griegos de perfección y belleza, aunque son conceptos radicalmente distintos, ya que la filosofía del wabi-sabi es la de encontrar valor precisamente en lo que es imperfecto, asimétrico, áspero, sencillo, ingenuo, humilde e íntimo.
El wabi-sabi sugiere un proceso natural, basado en 3 sencillas realidades:
- Nada dura por siempre (belleza impermanente),
- Nada está completado (belleza incompleta),
- Nada es perfecto (belleza imperfecta).
Así mismo, el wabi-sabi se hace 3 preguntas fundamentales:
- Esto es útil?,
- Esto es bonito?,
- Esto tiene un significado?.
En decoración, esta filosofía se traduce en el uso de antigüedades y objetos de gran valor sentimental o funcional, una estética y comodidad que da la bienvenida a un componente espiritual sutil en el hogar.

El wabi-sabi menosprecia el valor monetario, e incluso lo ignora abiertamente, y jamás recomienda la renovación o la reparación del acabado de los materiales, sino que alienta su envejecimiento natural, con todas sus grietas, astillas e imperfecciones, ya que cada una de éstas tiene su propia «historia«, y son naturales.
El modo en que el wabi-sabi destaca el minimalismo y el envejecimiento es auténtico, de modo que cuando algo provoca una sensación de serenidad, melancolía y anhelo espiritual, puede considerarse wabi-sabi.
Se trata de encontrar la belleza en las imperfecciones que vienen de forma natural con el tiempo y el desgaste, y entender que un aspecto deshecho no significa un espacio desordenado. Un hogar con una gran cantidad de objetos reciclados puede crear un equilibrio entre el minimalismo y una casa desordenada.

Por otra parte, invita a seleccionar objetos hechos a mano por artesanos, con sus defectos inherentes, que son la antítesis de los artículos producidos en fábrica y en serie. Al escogerlos en las tiendas de antigüedades o mercados de artesanía, conviene elegir los más duraderos por la simple belleza de la calidad de su envejecimiento natural, teniendo en cuenta que son objetos que no vamos a retocar.

¿Qué decir del color? ninguna decoración está desprovista de color; los colores suaves que se complementan sutilmente entre sí, proporcionan sensación de calma, y los colores con texturas que se inspiran en la naturaleza, como la arcilla, aportan al espacio armonía, relajación, y sensación de bienestar.

El wabi-sabi se puede encontrar en las grietas profundas de un banco de madera natural, sin olvidar que para crear un verdadero ambiente wabi-sabi, además de todo lo dicho, también hay que aprender a estar satisfecho con el momento presente, y saber que la belleza está en el ojo del que mira.



‘la belleza de lo imperfecto’ ¡interesante!
Me gusta el wabi sabi.
Me gustan mucho estos ambientes.